A partir de la década de los ochenta del pasado siglo, la obra de Jesús Villa, caracterizada hasta entonces por su carácter renovador, vuelve la vista sobre la tradición musical anterior, sin olvidar en modo alguno el camino andado hasta ese momento.
Compone entonces obras que a menudo remiten a músicos anteriores, como Juan del Enzina, Falla o su querido paisano Sebastián Durón, en las que aprovecha el material de estos autores para re-componerlo y hacerlo presente en este momento histórico: lo antiguo y lo moderno fundido en una nueva realidad musical.
Valga como ejemplo de esta nueva etapa, la obra Recordando a Falla, sobre la que Carlos Villasol escribió:
No hay en realidad en la partitura de Villa-Rojo una sola nota que antes no haya sido de la de Falla. No sé si me explico. Vendría a ser como demoler un viejo edificio y volver a construir uno nuevo en el mismo solar y con las mismas piedras.
Comentarios
Publicar un comentario