LA VISITA DEL EMBAJADOR ALEMÁN Y LA BANDA DE BRIHUEGA

Hace poco más de dos meses el embajador alemán en Madrid visitó, de modo un tanto sorprendente, Brihuega. Mucho se comentó sobre la verdadera razón de su presencia entre nosotros: desde que buscaba entradas para la Corrida de Primavera del año próximo a que se acercó simplemente para comprar chorizos en alguna de las carnicerías locales. Mucho se dijo también de las intenciones del Ayuntamiento acogiendo a tan ilustre huésped y dio mucho que hablar la foto en la que se ve al alcalde, don Luis Viejo, junto a otros miembros de su corporación municipal delante de la casa del desaparecido Manu Leguineche, en lo que parece un intento en toda regla de venta de la misma.

(Fotografía de Conchi Viejo Cortijo)
No fueron sin embargo ninguno de los mencionados los motivos que trajeron hasta Brihuega al embajador de Alemania y a un nutrido séquito entre el que pudo reconocerse a algunos de los más ilustres musicólogos de la Universidad de Maguncia. Y es que el motivo real de la visita obedeció, casi ciento cincuenta años después, a un capítulo más de la guerra entre wagnerianos y nacionalistas, o lo que es lo mismo, entre los defensores de las innovaciones musicales procedentes de la escuela vienesa y los partidarios de las escuelas musicales nacionales.

Conocedor el gobierno alemán de la celebración en 2016 del tercer centenario del fallecimiento del músico briocense Sebastián Durón y enterado de los actos con que se piensa revitalizar su figura, Angela Merkel en persona decidió que no podía permitir la difusión de la obra de músico alguno que pudiera hacer sombra a los maestros de la escuela vienesa. Si bien es verdad que Beethoven pudiera resistir la comparación con el músico briocense no ocurría lo mismo con los otros autores integrados en ese movimiento, y en particular con los que desarrollarían la gran ópera alemana en los años finales del siglo XIX. Para mayor complicación, la Banda de Música de Brihuega estaba incluyendo en su repertorio fragmentos de la ópera La Guerra de los Gigantes, con lo que se corría el riesgo de que a través de las bandas hermanadas y en especial la de Muggia, la obra de Durón se difundiera por Europa.


Se decidió así desde el Bundestag enviar con urgencia a Brihuega al máximo representante diplomático teutón en España para exigir de su ayuntamiento la inmediata paralización de cualquier acto de homenaje a Sebastián Durón, así como la obligada presencia en el repertorio festero de la banda de música de fragmentos musicales germánicos, a ser posible wagnerianos. Se habló así mismo en la propia iglesia de Santa María con representantes de la Iglesia y de la Junta de la Cofradía de la Virgen de la Peña para que sus gigantes y cabezudos participarán de la interpretación de dichas melodías, momento de tensión que se recoge en la fotografía que sigue.
(Fotografía de Conchi Viejo Cortijo)
El resultado final de las presiones y las negociaciones mantenidas tanto en público como en privado por las autoridades locales y las diferentes instancias gubernamentales alemanas fue lo vivido en la Plaza del Coso el pasado sábado de Ferias: ¿será el triunfo definitivo de Wagner o una simple escaramuza en esta guerra que va camino de los dos siglos de lucha? Tiempo habrá para comprobarlo...


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